jueves, 7 de enero de 2010

Chávez y la caida del muro de Berlín.


Hace 20 años caía el muro de Berlín, sin que ningún sesudo teórico marxista, o anti-marxista, lo hubiera pronosticado.






Venezuela cuenta con la inflación más alta del cono sur americano, una escasez de suministro eléctrico, que produce apagones constantes en las grandes ciudades, una red eléctrica obsoleta, racionamiento del agua y escasez de alimentos.

Un país dividido en lo político y en lo ideológico, divorciado de la realidad internacional y un líder político caricaturesco que raya en lo esperpéntico.

Un día es comunista, otro día es devoto lector de la biblia, un día se despierta bolivariano y otro socialista.

El imperialismo desaparece con la caída del muro de Berlin, para dar paso a un mundo multipolar.

A los sindicatos se les queda corto el socialismo burocrático de Chávez y ven en Bakunin una salida airosa frente al fracaso del Socialismo del siglo XXI, pero claro para el chavismo, los anarquista ahora son fascistas.
Venezuela es una feria de teóricos del socialismo a cada cual más "original", en la que se mezcla patrioterismo barato, con anarquismo refinado, mezclado con liberalismo masónico-bolivariano, y amalgamas varias que van desde el trotskismo, al socialismo orweliano, (rebelión en la granja debería ser libro de cabecera de los niños venezolanos) resultaría divertido seguir su debate, de no ser por que resulta grotesco, estar reinventando lo que ya está inventado hace años.

En plena celebración de la caída del muro de Berlin, hito que marca el fracaso del experimento soviético y el fin de una etapa de la historia de la humanidad, Chávez, arropado por un decrépito y agotado Fidel, se erige en ejemplo, para una continente cansado de baños de sangre del pueblo inocente, enarbolando la bandera de un proyecto fracasado, finiquitado por la historia y enterrado para siempre como modelo a seguir.

Bakunin, Proudhon y Kropotkin, no eran fascistas, eran ANARQUISTAS, y sus seguidores siguen ejerciendo de anarco-sindicalistas en Europa.

Pero ahora que las cosas se le ponen cuesta arriba y afloran las contradicciones de su gestión al frente del Estado, se inventa un enemigo que le declara la guerra, para distraer la atención de sus fracasos y miserias interiores.

Vuelvo a las palabras del Tío Ho, a las que aludí hace unos días, "El imperialismo es un tigre de papel, hoy la hormiguita se mide con el elefante, mañana el elefante se quedará sin tripas".

Hoy no hay imperialismo que valga, ese es un viejo cuento, y el Tío Ho lo sabía muy bien, hoy, vivimos en un mundo globalizado y multipolar, en el que no tiene cabida el imperialismo. Lo demás son viejas recetas esquemáticas, reproducciones mecánicas de frases hechas y vacías de contenido real.

Chávez sabe mejor que nadie que no se va a producir ninguna agresión, que no va llegarse a ninguna guerra, lo único que hace es agitar el fantasma del miedo, que se reduce al viejo truco de o Yo o el caos.

Los romanos tenían el Circo, Chávez los medios de comunicación a su servicio y serviles a golpe de talonario de cheques, que paga con el petroleo de todos los venezolanos.

Publicado en globedia.com el 09-11-2009